Agarré la cámara que un cuate me vendió en 2017 cuando, aburrido de estar en los toquines siempre de pie y esperando tocar con una chela tibia en la mano (cortesía de ningún organizador), me dije: pero si estas bandas son tan retratables como cualquier otra. Como las internacionales. Y hasta más. Así, e inspirado por Baron Wolman (fotógrafo fundador de la Rolling Stone, con quien conversé cinco minutos una vez; le bastó decirme que me animara a tomar fotos pa que me animara) y por un fotógrafo mexicano independiente cuyo nombre he olvidado (con quien salí de gira una vez, yo para escribir el relato; me enseñó que solo hace falta voluntad y trabajo. Como en casi todo), empecé a tomarles fotos a las bandas metaleras mexicanas con las que compartía escenario (y con las que no); con las que compartía tocar (de madrugada) en lugares sórdidos, sin ventilación, con cucarachas en los mingitorios, sin paga, sin buen sonido, sin agua pal calor, sin, digamos, cierta dignidad (por suerte no en todos los casos) que pretendí devolverles a flashazos. De tal modo que ésta es una selección, la de un fotógrafo aficionado, que abarca desde ese inicio y hasta poco antes de la pandemia, es decir: tres años (pensé que era más). Hay otras fotos, otras series parecidas, pero éstas son las que más me prenden. Ahora no tengo cámara y los toquines tiene rato que regresaron. Algo tengo que hacer. Supongo que es momento de pedir un crédito.

🎸Diego Valadez

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