«Preparé algo por si no había público, pero no preparé algo por si sí había», me dijo Juanjo cuando lo vi, al llegar al stand 50 de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil -correspondiente a la Red de Faros y Centros Culturales– donde ya varios niños esperaban la presentación del proyecto editorial Bola de pelos (el cual verá la luz con Vodevil Ediciones en su nueva colección infantil). También me saqué de onda porque si hay un público exigente (y leal) ese es el de la infancia. Un joven de la organización nos lanzó al ruedo a Juanjo y a mí y no nos quedó de otra más que empezar. Tan breve y contundente como pude les conté un poco de los orígenes de aquella historia, surgida un par de años atrás (o más). No recordé por qué escribí una cosa tan extraña y con esos personajes («Por eso me gusta», me dijo Juanjo), lo que sí es que gracias a él, ilustrador que admiro desde hace tiempo, obtienen un realce y cobran vida y adquieren todo el sentido. Pero los niños no quieren oír chaquetas intelectualoides de escritores, lo que quieren es participar, ser parte activa de la actividad, así que Juanjo los puso a dibujar (como hiciera yo alguna vez en la primaria donde da clases Rubén) con crayolas y plumones a los personajes mientras, en mi nerviosismo, de fondo les leía toda la historia (con el riesgo de que no les gustara). Los chabos pusieron manos a la obra y cuando acabé de leer acabaron de dibujar unas piezas tan depocamadre que no nos las quisieron regalar y prefirieron llevárselas firmadas por nosotros. Mi jefita andaba por ahí y también fue partícipe. Nayma llegó en ese momento y, con su absoluta experiencia como narradora oral en este tipo de encuentros, nos sacó del hueco en el que de pronto nos metimos este par de autores inexpertos, cuya primera vez en esa feria era ésa. Sentí que, al estar mi jefecita ahí, y al tratarse de esa feria en particular, saldaba una especie de deuda con el niño que fui. Ese que se inició lector en la primaria con libros precisamente infantiles. Ese que aun persiste en alguna parte y que me permite explorar la escritura desde el lado más creativo posible. Ese que, contracorriente de su entorno, alguna vez se imaginó escritor.

📷: Montse Landeros🫶

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