Categoría: Actividades
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De escritor a escritora (u ¡Horda! en la Jorge Cuesta)
Para Beatriz Graf Cuando era un adolescente, o quizá un poco antes —o un poco después, ya no sé—, quise ser volantero. Miraba los anuncios pegados en los postes de San Cristóbal, Ecatepec, donde se ofrecía el sueldo semanal (que quizá rondaba los mil pesos) por hacer aquel trabajo y me hacía ilusión la posibilidad…
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¡Horda! en Pilares
Al final de la presentación de «¡Horda! y otros relatos» en el Pilares Velódromo (que Ana Luisa engalanó con su sapiencia y carisma), cuando le cedieron el micrófono al público, Martín hizo la pregunta más importante que me han hecho (y probablemente la pregunta fundamental para la literatura): –¿Leer va a aliviar el dolor que…
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¡Horda! en Faro de Oriente
El imaginario, si así lo podemos llamar, de Samuel, está profundamente ligado con la periferia; donde la música alta de los camiones machaca tus oídos, donde la gente sabe cómo linchar; donde las patrullas siempre llegan horas después; donde el baño de la central camionera del norte se convierte en una tumba; pero también donde…
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Sobre El corazón es un órgano destructor*
El corazón es un órgano destructor Para Samuel Segura Todo el mundo sabe que por Samuel Segura yo siento, fundamentalmente, envidia. Como todos los hermanos sienten y han sentido en la historia de la humanidad alguna vez. He tenido el privilegio de presenciar el camino del escritor Samuel Segura: desde que, como estudiantes, ya asomaba…
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Diez años antes, diez años después
Diez años antes llegué media hora tarde, borracho y con el cabello más largo. En la víspera había comprado una yera de Malevolent Creation que solo usé esa vez (pues luego luego se deshilachó, como si la hubiese enjuagado en ácido). Me gustaba. No era mucho de yeras de manga larga, pero esa tenía pentagramas…
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¡Horda! en La cultura desde la BUAP
Acá se puede oír el podcast. Y acá se puede ver la entrevista en video.
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Al menos ese rato lo fui
Señalé su libro, el ejemplar que llevaba entre las manos -recargado sobre ambas piernas- y se señaló a sí mismo, como preguntando: ¿Yo? Asentí. Luego lo volví a señalar, con el índice, al libro, y alcé el pulgar. Litoral del tiempo, de Margarita Paz Paredes. Un trabajo poético chingoncísimo, quise decirle, orita al final de…