Categoría: Crónica
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Diez años antes, diez años después
Diez años antes llegué media hora tarde, borracho y con el cabello más largo. En la víspera había comprado una yera de Malevolent Creation que solo usé esa vez (pues luego luego se deshilachó, como si la hubiese enjuagado en ácido). Me gustaba. No era mucho de yeras de manga larga, pero esa tenía pentagramas…
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De Jardines a jardines
Ten un jardín. Tenlo, por favor. Te lo recomiendo yo, quien hasta hace no mucho no tenía uno. Quien hasta hace poco tuvo que despedirse de él. Te lo recomiendo yo, quien contestó, ante el regalo de un cactus -diez años antes- con un: «¿Cómo se cuida esto?». Ten un jardín. Porque tener un jardín…
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La triste osadía del Señor Segovia (XIII)
Me quedé solo en la habitación. En torno, ni un ruido. Coloqué mis maletas en el pequeño espacio donde había un tubo horizontal en el que se podía colgar la ropa. Luego colgué mi chaqueta de vagabundo y un momento después me senté sobre la cama recién tendida por aquella mujer. Imaginé que su perfume…
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Ladrones de orquídeas
Las orquídeas son la familia de plantas con flor más diversas del planeta y se encuentran en hábitats que varían desde desiertos hasta selvas tropicales. En el pasado fueron un lujo que solo disfrutaban sus intrépidos cazadores —dicen, más o menos, las primeras líneas de un libro al respecto publicado por Blume— y el «orquidelirio»…
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La triste osadía del Señor Segovia (XII)
Me habría gustado quedarme un poco más en La Perla (Books and Records), que era casi el paraíso (Spota dixit), pero seguí caminando en búsqueda de un lugar donde quedarme, de un lugar donde caer. Lo encontré casi media hora después, conforme avanzaba sobre una avenida de cuyo nombre no puedo acordarme. Ahí vi un…
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Al menos ese rato lo fui
Señalé su libro, el ejemplar que llevaba entre las manos -recargado sobre ambas piernas- y se señaló a sí mismo, como preguntando: ¿Yo? Asentí. Luego lo volví a señalar, con el índice, al libro, y alcé el pulgar. Litoral del tiempo, de Margarita Paz Paredes. Un trabajo poético chingoncísimo, quise decirle, orita al final de…
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Desde las ventanillas, el atardecer
Tan pronto acabó la presentación, y luego de firmar un par de ejemplares, se me acercó. –Tengo un par de comentarios… Uno bueno y uno malo –dijo. Asentí. Por la edad que le calculé, y por su nombre, no tuve reparo en escucharlo. –Me habría gustado escucharte –dijo–. Que los jóvenes sintieran el ritmo de…
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La triste osadía del Señor Segovia (XI)
Salí de La Fuente bien servido, cuando ya era de noche. Las cálidas farolas de luz iluminaban las calles del centro de Guadalajara por las que caminé junto a otras personas que también paseaban por ahí. Un montón de parejas. Compré un cigarrillo en un puesto de dulces y me senté en una banca que…
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La triste osadía del Señor Segovia (X)
El hotel estaba a orillas de una carretera, en realidad era un motel de paso. Tardamos diez minutos en llegar. El Uber se estacionó afuera de la entrada y dijo: —Péreme tantito —luego se bajó del vehículo. Vi cómo una mujer un tanto mayor se aproximó a él y algo se dijeron entre ambos. La…
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La triste osadía del Señor Segovia (IX)
Esta noche la terminaré a la orilla de una carretera, solo, entre la oscuridad. Tres o cuatro horas antes, en cuanto esté frente a mí, Sonia Soares me dirá: —¿Hola? —¡Hola! —le diré y me presentaré. Sonia también se presentará y sonreirá y moverá la cabeza de arriba a abajo mientras nos demos la mano.…