La finalidad del drama

*Por David Mamet

El drama no tiene por qué afectar necesariamente el comportamiento de las personas. Existe un artefacto fantástico y enormemente efectivo que transforma la actitud de las personas y hace que vean el mundo desde otra perspectiva. Se llama pistola.

Durante treinta años, o más, he trabajado con espectadores en lugares muy distintos y jamás me he topado con un público que, colectivamente hablando, no fuera más listo que yo y que cada vez no me haya ganado por la mano.

Esta gente me ha dado de comer toda la vida. No me considero superior a ellos ni siento ningún deseo de transformarlos. ¿Por qué iba a hacerlo? Y en cualquier caso, ¿cómo lo haría? Yo no soy distinto de ellos. No sé nada que ellos no sepan. A un público (un pueblo) se le puede coaccionar con una mentira o con un soborno (una pistola), se le puede instruir o sermonear. Basta una tarima improvisada en la calle y una falta absoluta de respeto En todos estos casos, no obstante, se maltrata al espectador. No se le «cambia», se le presiona.

Los dramaturgos que aspiran a transformar el mundo adoptan una superioridad moral respecto del público y permiten que los espectadores también la adopten ante los personajes que nio aceptan el punto de vista del héroe.

No es tarea del autor teatral lograr que se produzcan cambios en la sociedad. Tenemos grandes hombres y grandes mujeres que se ocupan de ello mediante costosas demostraciones de valor personal, que se arriesgan a que les partan la cabeza durante una marcha, que se encadenan a un pilar o que soportan el rídiculo y el menosprecio. Ponen en peligro sus vidas, lo cual puede estimular el heroísmo de otras personas.

El propósito del arte no es efectuar cambios, sino deleitar. No creo que su finalidad sea ilustrarnos, ni que deba transformarnos, ni tampoco aleccionarnos.

La finalidad del arte es deleitar, y a algunos hombres y mujeres (no más listos que ustedes y que yo), cuyo arte puede proporcionar un deleite se les dispensa de ir por el agua o por la leña. Es así de sencillo.


*Fragmento de su libro Los tres usos del cuchillo. Sobre la naturaleza y función del drama.

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