La enana

Por Denis Johnson*

La primera mujer con la que tuve una cita durante esta época fue alguien a quien conocí en un «Baile Sobrio», un evento social para alcohólicos en rehabilitación y adictos a las drogas, gente como yo. Ella no tenía ninguno de esos problemas, pero su marido sí, y él se había escapado a alguna parte, hacía mucho. Ahora ella ocupaba su tiempo aquí y allá como voluntaria en obras de beneficencia, aunque también tenía un trabajo de verdad y criaba a una hijita. Empezamos a salir con cierta regularidad, todos los sábados por la noche, y también nos acostábamos en su apartamento, aunque nunca me quedé hasta la hora del desayuno.

Esta mujer era bastante baja, bueno, por debajo del metro y medio, en realidad estaba más cerca del metro cuarenta. Sus brazos no estaban en proporción con su cuerpo, o por lo menos no con su torso, aunque hacían juego con sus piernas, que también estaban excepcionalmente abreviadas. Desde un punto de vista médico, era una enana. Pero no era eso lo primero que te llamaba la atención de ella. Tenía unos ojos grandes, del tipo mediterráneo, llenos de una cierta dosis de humo y misterio y mala suerte. Había aprendido cómo vestirse, así que no te dabas cuenta enseguida de que era una enana. Cuando hacíamos el amor, éramos del mismo tamaño, porque su torso era normal. Eran solo sus brazos y piernas los que habían salido muy cortos. Haciamos el amor en el suelo de la habitación donde estaba el televisor después de que ella hubiese acostado a su hija. Entre nuestros respectivos trabajos y el tiempo que pasaba con ella, nos veíamos obligados a respetar cierto horario. Siempre emitían los mismos programas mientras hacíamos el amor. Eran programas estúpidos. Programas de sábado por la noche. Pero a mí me daba miedo hacer el amor sin las con las conversaciones y las risas de ese falso universo resonando en nuestros oídos, porque no quería llegar a conocerla demasiado bien, y no quería cruzar el puente de ningún silencio con nuestros ojos.


Fragmento de su libro de relatos/novela fragmentada Hijo de Jesús.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Crea un sitio web o blog en WordPress.com

A %d blogueros les gusta esto: