Por Marcel Schwob*
Y Monelle dijo luego: te hablaré de la destrucción.
He aquí la palabra: Destruye, destruye. Destruye en ti mismo, destruye a tu alrededor. Haz lugar para tu alma y para las otras almas.
Destruye todo bien y todo mal. Los escombros son similares.
Destruye las antiguas moradas de los hombres y las antiguas moradas de las almas; las cosas muertas son espejos que deforman.
Destruye, pues toda creación proviene de la destrucción.
Para lograr la bondad superior hay que aniquilar la bondad inferior. Y así el nuevo bien parece saturado de mal.
Para imaginar un nuevo arte hay que destrozar el arte viejo. Y así el nuevo arte parece una especie de iconoclasia.
Pues toda construcción está hecha de ruinas y nada hay nuevo en este mundo sino las formas.
Pero hay que destruir las formas.
*Fragmento de su libro El libro de Monelle.
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