El hombre tiró el manuscrito, que estaba envuelto en un sobre, en el enorme bote de basura que se hallaba a las afueras de la editorial. Luego caminó hasta el puesto de tortas calientes que estaba a contraesquina y pidió una cubana jumbo. La devoró junto a los otros hombres que también devoraban sus respectivas tortas. Una vez que acabó la suya pagó (no pidió chesco) y se fue caminando hacia la avenida en la que tomaría el camión. En su camino se cruzó con una tiendita un tanto escondida y compró una cerveza de lata que se puso a beber ahí mismo. La tiendita era atendida por un viejo muy viejo que miraba embelesado un pequeño televisor. El hombre dio un trago que casi culmina el contenido de la lata cuando le preguntó al viejo, que era arrugado, portaba sombrero y estaba sentado en un banquito: Eh, señor, ¿usted conoce el Premio Anselmo Bicicleta de Literatura? El viejo no respondió ni despegó los ojos del televisor, por lo que el hombre insistió alzando un poco la voz: ¡Eh, señor…! Sí, dígame, le dijo el viejo en voz bajita, sin voltear la mirada del aparato. ¿Cuánto le debo?, le preguntó el hombre, y tras pagarle al viejo muy viejo lo que le dijo que era, salió de la tiendita y reanudó sus pasos hacia la parada del camión. Abordó y se fue de pie todo el camino, apretujado entre una señora que iba platicando con otro señor como él. Pinche premio, nadie lo conoce. Podría preguntar aquí mismo a toda esta gente si saben de él, y seguro que todos me dirían que no. En este país nadie lee; más le valdría a cualquier aspirante a escritor dedicarse a otra cosa, pensó el hombre antes de bajarse, cuando frente a él, a través de la ventanilla del camión, observó otro camión rotulado con un enorme anuncio del Premio Anselmo Bicicleta de Literatura. Luego bajó. Su casa estaba muy cerca, y cuando llegó, su hija, una joven escritora enferma de fiebre, le preguntó entre mocos y con la garganta reseca cómo le había ido con la entrega del original. Bien, hijita, le dijo el hombre con una sonrisa. Ahora esperemos los resultados del concurso.
El premio
Una respuesta a “El premio”
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😦
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