El camino hacia un lugar menos desagradable
estará siempre lleno
de vacíos
que ocupen el pecho entero, de golpes
que desmadren el corazón.
Se habrá de atravesar (descalzo) una senda cuya superficie sea
hierro ardiente y mentiras,
y en cuyo fondo Dios llore a gritos,
consolando a sus demonios,
para luego reírse (a gritos, también)
de nosotros
que inclinados frente a él rogamos
su perdón.
Ay de aquel que busque una salida fácil:
la suya será una vida sumida en el desasosiego,
la ruina y la desolación. Una que otra alegría, a veces,
pues no hay otro camino
hacia un lugar menos desagradable
que el dolor.
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