Por Ricardo V. Ríos
Tiendes tus cartas ante tu rostro.
Tras el abanico de arcanos
sonríes franca, orgullosa, canas recogidas,
pestañas postizas, manos y muñecas,
cargadas de joyas de fantasía.
Bajo el arco del oráculo,
la línea de tus senos deja adivinar
su redondez de panes de maduro trigo
y blancos pétalos en algo apagados.
Te enmarcan edificios y autos.
De tu tendido un sólo arcano
ha quedado descubierto, “El carruaje”.
“La acción en el mundo”, se dice, significa.
Veterana callejera, tiradora de cartas,
haz entregado ante el lente, el fiel retrato de tu vida.
