Categoría: Cuento
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El regreso del salvador
A los 33 años se me reveló que yo era la reencarnación de Cristo. Fue en un sueño. Llevaba ya siete días en ayuno y entonces sucedió. Escuché una voz celestial que claramente me dijo: —Es momento de que regreses al mundo y adviertas a los hombres que ya es tiempo de cambiar, antes de…
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El vendedor de ilusiones
Lleva dos horas ahí. Dos horas, pero ningún niño se ha acercado a él para sentarse en sus piernas. Ya le duelen las nalgas pues apenas se ha movido, y el ron que lleva en la botella de refresco de quinientos mililitros se acabará muy pronto, con otro trago, antes de que el alcohol le…
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La Muerte de Luis Donaldo Colosio
Pensamos que con eso sería suficiente para obtener la fama y fortuna que siempre quisimos. Pero no fue así. Empezamos a tocar a inicios del año 1994, cuando todos creían que para el 2000 se iba a acabar el mundo. —¿Oigan, y si armamos una banda? —les dije a mis cuates. Aceptaron de buena gana…
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Deshechos humanos
La mierda cayendo al agua hizo que casi me vomitara. Se oyó como si se hubieran echado un clavado en una alberca. La vieja esa había cagado como si acabara de tragarse un hipopótamo. Y yo que me sentía tan mal, tan débil. Llevaba ya dos días sin dormir, pero tenía que trabajar o me…
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Señor director
I Entras al edificio y ahí está su retrato. De bigote prominente, a su cabellera la reemplaza un peluquín. Es nuestro director y ésta es su empresa. Está claro. Lo dicen esas letras bañadas en oro y el águila real de bronce que la vigila, aunque de eso en realidad se encargue la cámara de…
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El grito
El presidente despierta sudando, exaltado. Lo primero que hace es observar su reloj de pulso (son las cinco y cuarto de la mañana) y agradecerle a Dios que lo que acaba de experimentar haya sido una pesadilla: se encontraba dando un discurso en una importante cumbre cuando se dio cuenta, súbitamente, que todo el recinto…
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Asaltafondas
Comenzamos a asaltar fondas y restoranes porque el transporte público ya estaba muy saturado, el asalto a mano armada en la calle ya había pasado de moda, y el robo de bancos estaba muy cabrón para nosotros. Sabíamos que no era lo más correcto eso de interrumpir a las personas mientras degustaban sus sagrados alimentos,…
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El Riscal
I Algo, no imagina qué, devoró los ojos del viejo. El hombre, que ahora está sentado frente a él, lo observa. El viejo saca un caballito y lo coloca en la barra. Sirve el tequila. Esta pinche vida cada vez está más cabrona, pronuncia y se ríe exhibiendo sus encías podridas. El hombre mira alternadamente…